Luís Carballo fue el gran publicista gallego, a la altura de Ogilvy, Bassat o el mismo McCann.
En los 70 cuando nadie sabía que era eso de la publicidad, fue capaz de fundar una agencia y llevarla adelante. Hoy es más fácil hacerlo, pero en esa época si era necesario ser un emprendedor de raza para consumar un proyecto de estas características.
«Yo le conocí, de hecho trabajé en su agencia que era para mí la más creativa de Galicia y que además destacaba a nivel nacional. «
Pero no tuve la suerte de trabajar con él, porque ya estaba jubilado por problemas de salud. Como anécdota puedo contar que tuve dos oportunidades para trabajar en su agencia, una cuando aún estaba yo estudiando y leí un anuncio en el periódico, en el que solicitaban un director de arte / creativo. Me dije “yo soy creativo y me gusta el arte”. Rápidamente escribí mi curriculum y como no tenía mucho (como cualquiera que aun no ha acabado sus estudios) lo presenté muy bien, detallado y encuadernado, eso sí, no incluí ningún trabajo.
Al cabo de una semana recibí una llamada donde me convocaban a una reunión con el auténtico Luís Carballo, y allá me fui. Me recibió su hija Nuria Carballo y tuve que esperar un rato en la entrada. Mientras, me dediqué a observar. Menuda agencia, me impresionó y puso nervioso a la vez, era enorme con mucha gente, mucha actividad. Estaba situada en la calle Gran Vía de Vigo en un Chalet (y aún sigue allí, pero inactiva). Empecé a tener miedo, más bien terror. Mi pensamiento era que no estaba a ese nivel, que no debía haberme presentado. Inseguridades de novato… pero no podía echarme atrás.
Finalmente subí a su despacho, él estaba sentado en su mesa vestido de traje al estilo Mad Men, rodeado de obras de arte de artistas muy conocidos, los muebles eran piezas auténticas de maestros de la Bauhaus, recuerdo el chaise long de Lecorbusier. Eso me transmitió que era una persona con inquietudes culturales. Me dijo que me sentará y también que les había llamado mucho la atención como había presentado mi curriculum. Luego me contó lo que estaba buscando, un director de arte imaginativo, con ganas, con capacidades para diseñar y trabajar en equipo. Luego me preguntó si le había traído algún trabajo, le dije que no, que no sabía que tenía traer. Acto seguido me invitó a traerle mi porfolio otro día, que me recibiría de nuevo.
«Durante algunos años tuve la sensación de haber perdido la oportunidad de mi vida, pero como nunca me rindo, lo volví a intentar años después. «
Al salir de la entrevista, me eché a llorar, me di cuenta de que no estaba preparado para entrar en esa agencia, que si lo hacía perdería una oportunidad, y de la rabia, me cayeron las lágrimas, aunque me propuse intentarlo de nuevo. Le envié una carta disculpándome y diciendo que no estaba preparado en ese momento y que no tenía el perfil que él estaba buscando.
Años más tarde, después de acabar un Máster en Madrid y habiendo trabajado en 2 agencias como junior, lei un anuncio que Luis Carballo Publicidade publicó a toda página en el periódico El País a nivel nacional. Rápidamente preparé el curriculum, lo envié y me llamaron. Fueron sus hijos los que me entrevistaron y me contrataron. Mis miedos en esos momentos eran, que igual se acordaban de mi y que no me contratarían . Pero no, pase la criba de muchos creativos que se presentaron de todo el país. Mi porfolio estaba lleno de anuncios muy experimentales realizados en el máster y finalmente entré a trabajar en Luis Carballo Publicidade.
«Una vez en el equipo de trabajo, tuve la suerte de conocerle y charlar con él, era un hombre muy agradable, serio y exigente. «
Me dio algunos consejos de un maestro a un profesional que empieza, siempre los recordaré, y siempre lo recordaré a él. Ser contratado por esa agencia de tanto prestigio, autora de grandes campañas como la del Xacobeo, Galicia Calidade, Banco Pastor y Moda de Galicia, fue el primer gran logro de mi carrera profesional, y siempre lo llevaré en mi corazón.
Reconozco que eso me abrió muchas puertas y fue un gran inicio para mí. Este artículo lo escribo, como homenaje a un gran publicista gallego que no fue homenajeado antes de dejarnos. Una vergüenza imperdonable que confirma el famoso refrán de que “nadie es profeta en su tierra”
CONTÁCTANOS